jueves, 19 de mayo de 2011

A José y Xochitl

Sé que vos estás aquí conmigo,
y con todos los demás compañeros,
cantando de noche, a coros desparramados
de aroma a la patria limpia.

Sé que vos estás allí con ella,
contándole tu último poema
y diciéndole adiós al viento flor.

Sé más aún,
pero no lo quiero escribir
porque no quiero indignar tu caída
ni quiero que Xochilt se enoje.

En fin, todo lo demás lo sabrán
cuando, de entre tus cosas,
descubran que no lograron
ponerte en un basurero.

Deudas

Vos le debés mucho a la vida
para irte así porque sí,
tenés una maleta llena de deudas.

Le debés la única infancia que te encarcelaron
la que encasquillaste a un paraje del invierno
también el mar que se negó a arrullar tu niñez.

Le debés los hijos que vertiste en mi vientre
y que nunca pudieron germinar.

Aquel cheje que pintaba el cielo de acuarelas.

Toda una ráfaga de besos que no sembraste,
las cucharas de veranos que regalaste,
el ardiente paseo en que nos estrellamos.

Debés muchísimo más de lo que tenés
bajo esa camuflada sepultura.

Después del eclipse

Después del eclipse
desmitificamos la agresiva
atracción, ésa que de porcelana se viste
y una pizca de brillo
escurriendo deseo ardiente de ilusiones.

Es para entonces que te amo,
no niegues tu sonrisa
ni apagues tu canto,
agrégale luz a tu motor
y aunemos nuestros corazones
en un solo estallido,
detonémoslo así
pausado pero seguro
subamos al vía crucis del amor
y besémonos eternamente
¿Sí?